Esta ensalada está buena fría o caliente. Creo que es de origen sefardí, y es la especialidad culinaria de mi abuela materna. O por lo menos, mi plato favorito de su repertorio. Así es como yo recreo el mismo sabor, porque hay varios modos de preparación un poco diferentes.
Un kilo de zanahorias.
Vinagre de vino tinto.
Una cucharada (sí, sopera) de cominos.
Otra cucharada de orégano.
una cucharadita de pimentón.
un diente de ajo por cada tres zanahorias.
Aceite de oliva.
Lavar y pelar las zanahorias, y cocer con muy poca agua salada hasta que estén al dente. Escurrir. Aún muy calientes, cortar rápido en rodajitas (usa un cuchillo grande y una tabla). Poner en una ensaladera o un tupperware y regar en caliente con un chorreón generoso de vinagre. Añade el orégano y el pimentón.
Pon en una sartén aceite de oliva y los ajos picaditos (yo los pongo a rodajitas). Fríelos a fuego suave y cuando empiecen a dorarse, echa el pimentón, apagando el fuego inmediatamente. Revuelve un poco para que el pimentón impregne todo el aceite y vuelca YA la salsa sobre las zanahorias. Chisporroteará; es normal. Revuelve todo bien. Puedes servirla ya pero mejora al día siguiente.
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